Digámoslo desde un inicio para que después no se diga que no lo tomamos en cuenta: el arbitraje fue pésimo y durante varios pasajes del partido perjudicó directamente a Sporting Cristal.
Ya está.
Ahora que ya atendimos las excusas, vámos a lo nuestro.
En todo campeonato hay un partido que es clave. O bien es el partido en el que logras el objetivo que te trazaste o es el partido en el que caes en cuenta de que lo perdiste todo definitivamente. Ese partido «clave» ha sido, para este Sporting Cristal 2009, el que se jugó ayer contra Vallejo. El partido en el que Sporting Cristal perdió definitivamente todas sus opciones para lograr los objetivos que tenía. ¿Había alguien que aún pensaba que matemáticamente podíamos llegar a disputar la final? Ya no más. ¿Había alguien que confiaba que llegaríamos a Copa Libertadores? Ahora ya no. ¿Teníamos certeza de poder ganar una Sudamericana? Pues eso también se perdió.
Nos hemos quedado con nada, muchachos.
Por los suelos (foto: Peru.com)
El desarrollo del partido fue simple y no requiere mayor análisis. Con el primer gol, nadie se preocupó por que pensamos que podríamos remontar tranquilamente. Al segundo gol la molestia apareció pero también la esperanza de que, al igual que como hicimos con Gálvez, podíamos voltear el problema. Pero cuando el tercer gol de la visita nos frustró cualquier intento de reacción, la decepción llegó al San Martín.
Este año hemos pasado situaciones malas y varias veces he visto cómo el San Martín caía presa de sentimientos tristes. He escuchado y sentido bronca, cólera, indignación. Ayer se sintió todo eso junto y más. Por que antes, aún que sea difícil, todavía quedaba la esperanza de que con suerte podíamos aún dar pelea. Ya no pues. Ahora ya no tenemos ni la esperanza. Por el contrario, tenemos certeza. La certeza de que este 2009 no logramos nada. Y esa certeza hizo que las barras dejaran de alentar y empezaran a insultar. A los gritos de «ese no es Cristal», siguió el «ya la cagaron otra vez», la exigencia de «dirigentes (jugadores) que quieran campeonar» y luego la crítica terrible de «no tenemos dirigentes, jugadores del montón, …» El Extremo sentenció cantando la sensación unánime de los hinchas: «Que se vayan todos».
Tal vez la mejor evaluación de lo que pasó ayer la dio un jugador. Yancarlo Casas – uno de los rescatables de este partido – lo dijo en una sóla frase: «entramos tibios«. Cristal ha sido pues, un equipo tibio. Un equipo lleno de jugadores que demostraron no merecer vestir esta camiseta. Un error garrafal, una temporada perdida. Lo que los dirigentes y el comando técnico planearon hace un año fue una total patinada. No le atinaron a una. Sus refuerzos decepcionaron, todos sus objetivos se perdieron, los jugadores les fallaron.
Y, discúlpenme, pero en esto voy a marcar una seria diferencia con todos ustedes. Yo no creo que la única culpa la tenga Oblitas (aunque también considero que se equivocó mucho en este año) ni la dirigencia. Es cierto e innegable que la dirigencia tiene sus propias prioridades y objetivos pero me es sinceramente imposible pensar que no buscan el triunfo del equipo. Ello por que, aún asumiéndolos como los seres más monetizados que pueda haber, si el equipo les va mal, ellos también perderían.
A ellos, como a nosotros, les conviene que el equipo vayan bien. Con un Cristal campeón, hasta los negocios serían mejores.
Ellos (dirigentes y técnico) tomaron malas decisiones y esas malas decisiones son las que nos llevaron a una situación difícil en el campeonato. Pero yo estoy convencido que los verdaderos culpables de esta debacle son aquellos que no asumieron lo que significa jugar en Sporting Cristal. Aquellos que no caen en cuenta que cargan la ilusión de una hinchada, que no se dan cuenta que cada niño que va al estadio ve en ellos un posible ídolo y se imagina imitándolos cuando se divierte.
Cristal terminó como equipo chico por que nos llenamos de jugadores de equipo chico. Es cierto que hay responsabilidad de quien los trajo. Pero no nos ceguemos. Muchos de estos insinuaron que tenían condiciones para vestir la celeste y no lo ratificaron. De ellos es la responsabilidad por que, por más que la dirigencia y el técnico se equivoquen, es de ellos de quienes tienen que nacer la vergüenza, el esfuerzo, la fuerza, la garra, el orgullo.
Oblitas no es el que juega sin convicción. Oblitas no es el que camina en la cancha. Oblitas no es el que para más tiempo pensando en los beneficios de la profesión y no en la profesión misma. Oblitas no es el arquero que regala un gol por que no sale bien a cortar un centro, el central que regala un gol por que lo quiebran con total facilidad, el lateral que no se aplica en la marca y tampoco apoya en ataque por que no alcanzó a lanzar un sólo centro bueno en todo el campeonato, el creativo que no desequilibra, el delantero que marra los goles claros.
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Cristal fue un equipo débil en su propio estadio ante una escuadra como Vallejo que con orden y poco más lo tuvo a su merced. El equipo se mostró especialmente ineficaz y torpe en ataque. Desde la lesión de Maestri hemos perdido al único delantero del plantel que podía consolidar a su alrededor un juego ofensivo y eso, más que hablar bien de Maestri, habla mal del nivel del plantel. Además, Cristal mostró que su sector defensivo es – aunque no sea el más batido del campeonato – el peor que hay en la actualidad, de lejos.
Ojo, no hablamos sólo de los dos centrales. Hablamos de todo el sistema defensivo. Es una caricatura impresentable.
Lo demás es conocido. ¿Para qué hablar de la intrascendencia de Prado en la cancha? ¿Para qué comentar que las ganas de González no logran esconder su nerviosismo y dureza cada vez que lo encaran (así y todo prefiero mil veces a González que a cualquier otro pecho frío)? ¿Para qué volver a hablar de la ineficacia de Aliberti y de la nulidad que invade la cancha cada vez que entra Malingas?
Porque además caes en cuenta que Palacios se pegó a la banda y no desapareció del partido. Que Lobatón es un jugadorazo pero ha empezado a jugar hace un par de partidos y durante largos momentos del campeonato no estuvo en buen nivel. Que Casas es mejor que Pérez y no se entiende por que éste último juega los partidos importantes. Que lo de Ísmodes es una sola jugada repetida una y otra vez (entra por izquierda hace dos amagues y punto). Que Danny Sánchez en cinco minutos hizo mucho más por derecha que Amilton Prado en 85 y no se llega a comprender cómo es que pasó tanto tiempo en banca. Que Hurtado tiene la cabeza en cualquier lado (o ya no está cómodo en Cristal), ya ni corre y que por cada gol que mete, perjudica quince ataques.
¿Cambios?
Claro que tienen que haber cambios.
¿Los habrá?
Cómo saberlo. Si es como dicen que el más bajo de todos los jugadores del plantel, precisamente aquel a quien deberían prestarlo el próximo año, es quien tiene voz de mando en la interna del plantel, dudamos mucho que haya un cambio real.
Mientras en Cristal no empiecen a haber jugadores que se maten por la camiseta y que muestren tener orgullo aunque no tengan fútbol, es poco lo que podemos hacer.
Ya habrá tiempo de analizar quienes se van y quienes se quedan. Ahora sólo se guardará silencio. Silencio por que la ilusión de la hinchada ha sido asesinada. Y no por Oblitas, Osterling, Grados o Zeballos. Ha sido asesinada por los mismos jugadores. Ellos que visten la camiseta que queremos, ellos a quienes los niños idolatran y en quienes depositamos nuestra confianza.
Y pensar que esa misma camiseta la vistieron Julinho, Balerio, Garay, Baldessari, Gallardo, Quesada, Mifflin, La Torre, Mellán y Campos.
Me pregunto si ellos toleran que quienes se ponen la celeste ahora lo hagan con tan poco cariño y tan poca sangre en la cara.
El campeonato, para nosotros, ya ha terminado. Sólo quiero que llega el 2010 para verte nuevamente, querida camiseta celeste, y verte en el pecho de otros jugadores. Algunos que si tengan la capacidad de defenderte.
¿y tú, Víctor, qué opinas? ¿Cuántos de los que están acá merecen que les des una oportunidad?
¿Algo más?
Si. Ayer ya no se entregaron entradas para las barras y la mayoría de ellas tuvo que comprar su entrada en la boletería. La que más sintió ese golpe fue Fuerza Oriente.